Faranduleo

Lo mejor de cada casa

Faranduleo: primera persona singular del verbo farandulear. En este caso, hace referencia a toda la vida festiva o social que a los peluqueros nos gusta tanto para poder hacernos la foto y, así, colgarla enseguida en el Facebook e Instagram y poder enseñar a todo el mundo lo fantástica y glamurosa que es nuestra vida.

A ver, no es una mala vida y yo soy el primero que cuando ve un photocall se lanza de cabeza. Sin embargo, ahí solo estamos enseñando la parte más amable del oficio, la parte del brillo y las lentejuelas. Y esta es, quizás, la parte más minoritaria del oficio.

La profesión de peluquero o barbero está llena de esfuerzo y sacrificio. De jornadas interminables, de una conciliación prácticamente imposible con la vida familiar y de los sinsabores del día a día al tratar con según qué clientes.

Entonces, cogemos una de esas revistas profesionales de peluquería que tenemos por el salón y empezamos a ver las colecciones tan fantásticas que salen publicadas, o cómo fue tal fiesta o acontecimiento celebrado por alguna casa comercial.  Y ahí los vemos: la élite de los peluqueros, asistiendo a todos los eventos con su mejor sonrisa y desprendiendo elegancia y fascinación por los cuatro costados. Y claro, nos dan una envidia que te mueres y nos gustaría estar en su pellejo.

Los grandes profesionales de la peluquería han logrado todo gracias a su esfuerzo y pasión

Cuando tienes la fortuna de conocer a alguno de estos profesionales entiendes por qué están donde están. Nadie les ha regalado nada, todo lo han conseguido gracias a su esfuerzo y a la pasión que ponen en lo que hacen.

No he conocido nunca a gente tan trabajadora e implicada como ellos. Viven por y para su trabajo y no es una vida fácil, sobre todo cuando hay familia. Un par de salidas al año hacen gracia, pero cuando son un par de salidas al mes, entonces no todo el mundo está dispuesto a asumirlo.

Detrás de cada show y de cada colección, de cada foto o, incluso, de cada fiesta, hay muchas, muchas horas de trabajo. Por eso, cuando los veo en el photocall y en las fiestas derrochando encanto y glamour, pienso que es poca la recompensa para todo lo que nos aportan al resto.

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