Gonzalo Fuster-Fabra, nos responde al cuestionario sobre lo Eco-Verde
adcts – ¿Cuáles crees tú que son los cinco problemas sociales más acuciantes en la actualidad?
GFF– Socialmente lo problemas más acuciantes en nuestro micromundo de la peluquería, son para mí:
- Definir la profesión como un valor seguro de progreso de las personas que engloban a la profesión.
- Hacer de nuestros negocios, empresas rentables que posibiliten una mejora sustancial de las condiciones de vida de los empresarios, autónomos y profesionales que la engloban.
- Potenciar valores de esfuerzo y superación por encima del victimismo en el que ha caído la sociedad.
- Proyectar la imagen del sector más allá de los servicios básicos y resituarla como profesión que contribuye al desarrollo personal de nuestros clientes.
- Revalorizar la cualificación profesional para poder cobrar precios razonables a nuestros clientes, ofreciendo servicios con mayor valor cualitativo e instalaciones adaptadas al siglo XXI
adcts – ¿Crees que la Ecología es una preocupación real en tu entorno y el de tu clientela?
GFF– En efecto, la ecología hoy forma parte de la vida de los Estados y de las personas que los componen.
Hay también una falsa ecología de “papel couche” y política que poco tiene que ver con el respeto real al medioambiente.
Desde mi punto de vista, para hacer un planeta más sostenible basta con mirar hábitos tradicionales de generaciones anteriores y volverlos a implementar como usos cotidianos.
De poco sirve definirse como “activista ecológico”, consumiendo vuelos baratos cada fin de semana, comprando en plataformas tipo Amazon y cenando menús de Glovo.
adcts – Hablando específicamente de nuestro sector, ¿Cómo ves la sensibilización hacia estas cuestiones?
GFF– Nos queda mucho por hacer.
En nuestros establecimientos no debemos olvidar que trabajamos con productos químicos.
Siendo coherentes que, no quiere decir que en estos momentos sea viable económicamente, todos los residuos que generamos deberían tratarse específicamente para ayudar a contribuir con la sostenibilidad del medioambiente.
En España casi el 50% de la población va a la peluquería.
Menos que antes, pero sigue haciendo uso de ella.
Ello implica que cada día entre hombres y mujeres cada día más de 400K personas asisten a nuestros salones.
Nuestro sector podría perfectamente con dichas magnitudes ayudar a mejorar la calidad del entorno con unas medidas básicas en pro de la ecología.
adcts – Más allá de lo que opinen ¿Cual crees que es la implicación de los peluqueros a la hora de tomar medidas al respecto?¿Crees importante que así sea?
GFF – Con la voracidad normativa de los Estados y Administraciones, me consta que en algunas zonas de nuestro país ya se han tomado medidas.
Por nuestra parte, a la sensibilidad global y de cada uno debemos sumarle pequeños gestos como que, haya una recogida selectiva de los tintes y otros productos con los que trabajamos.
Las Administraciones deben ser las que nos pongan los medios y a buen seguro los profesionales las implementaran de buen grado, conociéndolos como los conozco.
adcts – ¿Y la de los fabricantes?
GFF – Los fabricantes van por delante nuestro.
Son empresas de mayor envergadura que, tratándose de empresas químicas ya tienen un marco sancionador que les obliga a tratar específicamente cada uno de sus residuos.
Además, muchas de ellas van por delante inclusive de las obligaciones legales que se les han marcado desde las Administraciones en desarrollo medioambiental.
En paralelo indicar que, los fabricantes deben ser quienes en sus envasados y con sus formulaciones deben proporcionarnos productos más avanzados, con menos residuos y más sostenibles, con envases reutilizables, etc.….
La dificultad estriba en que ese consumidor tan “ecológico” aún hoy no ha cambiado sus hábitos y prefiere seguir consumiendo en envases y packaging caros y sofisticados que siguen definiendo subjetivamente la calidad de producto.
adcts – En tú salón ¿Habéis adoptar alguna medida dirigida a conciliarlo con estas ideas?
GFF – Me preocupa especialmente el mundo que les estoy dejando a mis hijos, aunque al final su mundo será el que ellos quieren que sea.
Otra cosa es que lleguen a tiempo.
En todas mis intervenciones intento incluir un apartado sobre “la sostenibilidad” que, más allá del postureo con el que estamos acostumbrados a escuchar a otros hablar sobre ecología, intente concienciar a las personas que asisten que, el mundo es finito y no tenemos mucho tiempo para poder tomar determinaciones consistentes que lo puedan hacer sostenible.
adcts – ¿Cuál crees que será la evolución de nuestro sector a corto y medio plazo en estas cuestiones?
GFF – Nuestro sector está padeciendo uno de los momentos peores de su historia.
A una crisis económica salvaje se le ha sumado un cambio de tendencias de consumo sin parangón.
Entremedio, una pandemia y medidas políticas poco acertadas, más una desorbitada presión fiscal.
Hoy tenemos serios problemas de supervivencia y tenemos que enfocar nuestro futuro con valores y criterios diferentes para hacer que nuestros salones sean rentables.
Que nos permitan mantener a nuestros empleados y a sus familias en esta maravillosa profesión.
A veces se dice que la ecología es un problema de ricos.
Son problemas que atender cuando los mínimos vitales se han conseguido.
Muchos de los profesionales han implementado en sus salones conceptos y criterios de ecología reales que ciertamente, hoy pienso, son más un reclamo para las consumidoras que un activismo real en este ámbito.
Ojalá en el futuro podamos resolver las cuestiones principales y podamos abordar con un activismo sano y nada “histérico” los criterios que contribuyan a que realmente el mundo sea más sostenible en el tiempo.
Estoy convencido que la profesión responderá como siempre lo ha hecho.
adcts – ¿Cres que nuestra clientela será quien acabe exigiéndonos una mayor implicación en la sostenibilidad y en la conservación del medio ambiente y sus recursos o viceversa?
GFF – Como he respondido anteriormente creo que hay mucha solidaridad y ecología de “papel couche” y de postureo.
El consumidor se define “ecológico y solidario”, pero no tiene problemas en consumir artículos y productos hechos en países en vías de desarrollo con técnicas de producción más próximas al esclavismo que al de una sociedad madura en estos términos; y desde luego nada sostenibles en su ejecución.
Mientras el consumidor no avance en estos términos y nos convirtamos en una sociedad madura en relación a la ecología y otros muchos más de los que podríamos hablar, seguiremos con un todo vale a la hora de ofertar y consumir.
