Al final, a su manera y según posibilidades, todos pretendemos que nuestra labor profesional diaria, sea algo más que un conjunto de acciones mecánicas que realizadas en acordada secuencia, resulte en una remuneración económica.
El retorno a algo parecido a una nueva dinámica laboral post-pandémica, al menos para mi, no ha sido ratificada hasta acudir a una nueva edición del SPS de Schwartzkopf.
Y es que los eventos tribales de la tribu Schwarzkopf, tienen un espíritu que va más alla del compartir una serie de productos y herramientas en el que quehacer diario, resultando por ello un punto de inflexión bianual al que acudir de muy buena gana.
Evidentemente un evento de peluquería nosotros no lo consideramos como tal si no alcanza un notable nivel de calidad técnica, es el mínimo de la ecuación.
Pero lo que confiere la excelencia y te absorbe o no en sus redes, es el componente humano.
No sólo los organizadores, materia esencial sobre la que crece el evento, sino que también lo son los profesionales protagonistas de pasarelas y aulas formativas y, como no, los participantes finales, los mal llamados ‘clientes’.
Pero en el SPS se crea una comunión entre todos, que hace imposible distinguir los unos de los otros, consiguiendo una particular fusión inspiradora de trabajo y ocio, que te arrastra e involucra en todo lo que allí acontece.
Así mientras nos perdíamos una y otra vez, buscando nuestra habitación entre la laberíntica disposición de estas en el Asia Gardens de este año, nos deteníamos a saludar a David Arnal, de esa manera peluquera, distendida y extensa, propia de buenos parlanchines.
Unos metros allá, Juanmi Medialdea y su inseparable Sergio, nos abrazaban y loaban lo idílico del lugar, enplazándonos a disfrutar de su nueva colección mañana mismo.
Dejamos las maletas y acudimos raudos a reuirnos con el resto de la prensa profesional… en el bar.
Una cervecita (bebida oficiosa de la profesión) mas tarde, la encantadora pareja de MakeOver de Logroño, se nos une en amena charla, poniéndonos al día unos y otros.
Levantamos el campamento de la improvisada e informal sede de la redacción, alzada en esta ocasión en la relajante terraza, y nos preparamos para la cena.
Ya de camino al nocturno ágape, en la intima penumbra, me detengo para charlar con Carles Sánchez y su compañera de Pelsynera, Sonia.
Unos metros mas allá hago lo oportuno con Luciano Cañete y su socio, que me cuentan la apertura de su séptimo salón.
Tomo asiento en la mesa que la irremplazable Curra Caruncho nos reserva a los medios.
Óscar Martínez de la revista Tocado, Miguel Lagoma de C&C Magazine, Pilar Roldán de Beauty Market, Elisabeth Parra de Estética Modacabello y mi amada María Martínez de Tupelu.com, son los nocturnos cómplices.
Allí mismo sin empezar aún la cena, levantados charlando con Emilio Carrillo, José García de Pamplona o Germán De la Hoz…
Tantos y tantos saludados, conocidos y amigos, desemboca en sentimental retorno a uno de esos otros hogares que, los afortunados, disfrutamos en nuestros quehaceres laborales.
A unos y otros me parece verlos bien.
Infantilmente eso me tranquiliza y alegra.
Parte de la primera línea de la profesión, se encuentra preparada, o preparándose para crear, para vivir, al menos para intentarlo, esa nueva realidad del día a día de nuestra profesión.
Para pintar el esbozo de una nueva normalidad post-pandémica. Son ellos, sois vosotros los que por necesidad lo vais a crear, no esperéis ayuda ni de arriba ni de abajo, no están por la labor, nuestra labor.
Nos hallamos en su primera jornada, en adelante nos queda toda la parte técnica y creativa con la peluquería pura y dura como eje central, todo eso ya es materia de otro post.
Parece que el mundo sigue girando todavía, que el SPS 2022 de Schwarzkopf, alce el telón…
